Dentro del ámbito de la arquitectura comercial, el diseño de su espacialidad puede adoptar múltiples enfoques concibiendo propuestas que logren el equilibrio entre estética y funcionalidad. Teniendo en consideración que intervienen diversas variables culturales, tensiones sociales e intereses económicos, la construcción de estos espacios involucra directamente la interacción entre los usuarios, las marcas y sus productos siendo partícipes de la experiencia en el sitio desde los colores y la materialidad hasta la iluminación, climatización, sonidos, aromas y demás.
Acorde a las características y la identidad de la marca, el tipo de producto o bien la implantación de la tienda, los profesionales de la arquitectura y del diseño de interiores se enfrentan al desafío de buscar diferentes estrategias o herramientas que sean capaces de cumplir con las expectativas de todos los factores intervinientes. Optimizar los espacios, transmitir una idea o mensaje determinado, distribuir y organizar los productos de forma creativa e innovadora, atraer a un mayor número de clientes o lograr una circulación que deje una experiencia positiva digna de recuerdo y repetición, son solo algunos de los objetivos o premisas que, por lo general, forman parte de los encargos para diseñar espacios comerciales.
En cuanto a las maneras de distribución y circulación dentro de estos espacios, puede establecerse una clasificación que involucra a la disposición de los equipamientos y mobiliarios como así también a la geometría de los locales donde se desarrollan.
Distribución en circuito
Se expone la mayor cantidad de productos posible creando una ruta fácilmente divisible tanto para usuarios como trabajadores diarios de las tiendas. Presenta un recorrido simple pudiendo establecer un principio y un fin.
Distribución directa
Su objetivo se centra en direccionar a los usuarios hacia determinadas zonas de interés que involucran a los nuevos productos, los artículos más vendidos o mismo aquellos que ofrecen descuentos y/o promociones, entre otros.
Distribución en cuadrícula
Actuando a imagen y semejanza de una cuadrícula, este tipo de distribución facilita el almacenamiento, pero, sin embargo, puede resultar un tanto abrumador al no proponer un recorrido en algunas ocasiones.
Distribución de flujo libre
En la actualidad, existe una multiplicidad de tiendas que deciden implementar esta organización dando la posibilidad a los clientes de circular libremente por ellas, planteando sus propios recorridos al mismo tiempo que exploran y resaltan sus productos de interés.
Teniendo en cuenta que las personas son capaces de recibir estímulos a través de los cinco sentidos, la aplicación del color, la luz, las tipografías y demás factores en los locales comerciales puede utilizarse a favor de generar sensaciones y despertar ciertos intereses en los usuarios. Si bien la percepción de los colores provoca sentimientos diferentes en cada ser humano, el empleo de diversas tonalidades puede contribuir no solo a ampliar o reducir los espacios sino también a fomentar su permanencia en los mismos o, todo lo contrario.
- Artículo relacionado:
Cómo afecta el color a la arquitectura
Cada forma de distribución influye en los flujos de circulación de los clientes como también lo hacen las diversas disposiciones del mobiliario, que deben colaborar a producir una experiencia lo más confortable posible logrando una armonía con el espacio. Por ejemplo, al colocar el equipamiento en diagonal, se otorga una mayor visibilidad de los productos brindando un espacio más exclusivo donde se eviten los atajos. Por otro lado, una disposición mixta permite combinar elementos de variados planos de planta en un único espacio mientras que una disposición angular se centra en espacios individuales contando con diseños circulares o mesas redondas, que suele relacionarse con la venta de productos de alta gama.
Consolidando un trabajo integral junto a otras disciplinas como el diseño gráfico, el diseño de indumentaria, el diseño industrial, la publicidad y el marketing, puede establecerse una pequeña zonificación en los espacios comerciales que se subdivide en tres áreas. La primera de ellas consolida la zona de atracción siendo lo primero que se observa a su ingreso y desde donde las vidrieras, mesas delanteras y todo aquel equipamiento que se presente debiera buscar captar la atención de las personas ofreciendo, por ejemplo, las promociones disponibles y/o los últimos productos arribados.
- Artículo relacionado:
Tiendas de menos de 100 m2: ejemplos de arquitectura en planta y sección
Luego, le sigue el área de participación que da lugar a la búsqueda de productos, el filtro de selección de los usuarios, la verificación de detalles y consultas con los asesores de ventas, y donde también se encuentran los probadores. Además, la disposición de determinados equipamientos de exposición ofrece la posibilidad de almacenar algunos paquetes de productos.
Por último, se presenta la zona del cierre que reúne al área de pago y complementa la experiencia de compra. Allí, suelen ubicarse los productos de “compra impulsiva” o elementos complementarios, que acorde al rubro de que se trate, pueden incluir joyas, artículos personales, maquillajes, artículos de temporada, etc.
En fin, entendiendo el comportamiento de los diferentes usuarios y contemplando las diferentes formas de organización que pueden desplegarse en estos espacios, lo cierto es que el universo de estrategias disponibles es muy amplio e involucra desde tópicos de comercialización y visibilidad hasta funcionalidad y habitabilidad, entre tantos otros.